lunes, 5 de octubre de 2015

#Inktober Día cuatro

Lápices: Daniel Fuentes del Río.  Tintas: yo mero.


Ignoro si se podía entintar los lápices de otra persona, pero cuando vi este dibujo a lápiz hecho por mi hijo Daniel, pensé que sería buena idea para el #Inktober.

Mi buen amigo David Cándido me comentó que no había regla que impidiera entintar el trabajo de alguien más, porque el chiste es que el material tenía que ser original y personal. Y bueno, qué más personal y original que entintar el dibujo de mi hijo.

jueves, 1 de octubre de 2015

Le entraremos al #Inktober

El caricaturista e ilustrador Jake Parker creó el reto Inktober en el 2009 como una manera de mejorar su destreza en el dibujo y para formarse un hábito de trabajo.
Actualmente, muchos artistas hacen el reto de Inktober, que consiste en hacer un dibujo con tinta al dia, durante el mes de octubre, y subir dicho dibujo a las redes sociales que cada quien posea (página de Facebook, Twitter, Instagram,Pinterest, blog,etc. etc. Por supuesto, con el hashtag #Inktober.

No se tiene que ser dibujante profesional ni nada por el estilo para aceptar el reto. Sólo es cuestión de tomar papel y plumas. Se vale hacer el dibujo a lápiz primero como guía.
Y ni siquiera tiene que ser forzosamente cada día de octubre, puede ser cada tres días, o cada semana. El chiste es que se haga de forma constante.

Así que en memoria de mi época de oro de caricaturista, subiré aquí lo que mi oxidada plumilla vomite.


¡Vamos pues!


viernes, 15 de mayo de 2015

El diablo de Hell's Kitchen


Normalmente no me gusta sonar como viejito y salir con que “en mich tiempoch todo era mejor”. Ni que no hay mejor época que los ochenta. Pero la evidencia es palpable: la mejor época de los cómics fue dicha década. Al menos de el cómic estadounidense por muchos elementos que no tiene caso mencionar aquí (eso ya dará para otro post).
En esta época, Frank Miller, un joven creador se hizo cargo de Daredevil, un título que se acercaba peligrosamente a su cancelación. Miller empezó como dibujante del superhéroe y luego pasó a ser coguionista (junto con Roger McKenzie), para más adelante hacerse cargo del guión y dibujo. Su aportación gráfica es grande, pero lo que nos atañe aquí es la aportación que Miller hizo al personaje a través de sus oscuras historias.
Kingpin, el némesis de Daredevil.
El historietista colocó a Daredevil en el lugar del antihéroe y del vigilante. Sus historias entraron en la categoría del crimen urbano, con un dejo de novela negra. Miller convirtió a Kingpin, un villano menor introducido en las páginas de Spider-Man, en el némesis de Daredevil y lo convirtió en uno de los antagonistas más importantes del universo Marvel.
Por supuesto, sobra decir que Miller salvó de la cancelación a Daredevil. La tonalidad noir de sus historias sigue marcando el camino a seguir tanto para las recientes aventuras del héroe en las páginas del cómic, como para la nueva serie de TV transmitida recientemente por Netflix.
Con la clara influencia oscura y violenta de Frank Miller, la serie Daredevil establece cómo el hampa domina el barrio de Hell’s Kitchen en Nueva York.  Drogas, tráfico de personas, asaltos y demás asuntos criminales parecen apuntar a que hay una sola cabeza a cargo de todo. En medio de todo esto, un misterioso enmascarado vestido de color negro golpea, como en una guerra de guerrillas, distintos blancos de el bajo mundo. Y no lo decimos sólo por metáfora, literalmente este justiciero muele a golpes a cada escoria criminal. Al mismo tiempo, un par de jóvenes abogados acaban de establecer un pequeño buffet. No son como el resto de los leguleyos, al menos uno de ellos pretende en realidad dar la mano siempre al inocente. Se trata de el ciego Matt Murdock (Charlie Cox) y Franklin Foggy Nelson (Elden Henson). Por supuesto, es el idealista Murdock quien lleva la doble vida de vigilante por las noches.

jueves, 16 de abril de 2015

Eso o la insoportable levedad de flotar


En muchos círculos intelectualoides se considera a Stephen King como un autor “de best-sellers”; peor aún, “de terror”. Así, con esas comillas despectivas. Y claro, algunas adaptaciones cinematográficas de sus libros no han ayudado a mejorar su imagen.
En fin, esos calificativos injustos no puede haberlos acuñado más que alguien que jamás lo ha leído.
Por supuesto, Stephen King sí es un autor de terror, pero él escribe sobre el miedo que va más allá del provocado por un monstruo o un espectro (que sí los hay).
Distintas ediciones de Eso.
En su libro Eso (It), que quien esto escribe descubrió de forma tardía en su vida, el verdadero terror no está en el terrible payaso de Derry, ni en el Hombre lobo, ni en un putrefacto leproso. El terror se arraiga en lo más profundo del sueño norteamericano: en la ignorancia, la mojigatería, la violencia intrafamiliar, el abandono a los niños. Todos estos elementos, y muchos más, con los cuales King creció y vio de primera mano, dan como resultado el surgimiento de un ente que, en el clímax del libro, resulta tener claras influencias de H. P. Lovecraft.
En el pueblo de Derry ha habido asesinatos de niños desde tiempos inmemoriales, el culpable parece ser una especie de “payaso vampiro”, pero nadie se da cuenta. Ninguna persona, especialmente aquellos que han vivido en el pueblo toda su vida, es capaz de ver que, aún con pruebas documentales y por lo menos desde la Guerra Civil, el mismo payaso se aparece cada vez que hay un hecho especialmente violento en Derry. Que hay un ciclo de asesinatos de infantes que dura un año y medio cada 25 o 27 años y que siempre está el payaso ahí.
De manera magistral, King nos lleva a distintas épocas, ya sea para darnos la historia de la violencia en Derry, ya para mostrarnos el último y penúltimo ciclo de la muerte del payaso Pennywise, estos últimos a través de los ojos de los siete protagonistas y su enfrentamiento con el monstruo durante su niñez y 27 años después. Empero, King no hace un relato lineal, intercala a la perfección cada tiempo de la historia para conseguir sumirnos en un muy placentero terror.
King tiene la particularidad de mirar en el lado oscuro del sueño norteamericano, que es en donde los monstruos y otros terrores indecibles encuentran un perfecto caldo de cultivo. De ahí surgen los espeluznantes monstruos que pueblan sus historias.