Normalmente
no me gusta sonar como viejito y salir con que “en mich tiempoch todo era
mejor”. Ni que no hay mejor época que los ochenta. Pero la evidencia es
palpable: la mejor época de los cómics fue dicha década. Al menos de el cómic
estadounidense por muchos elementos que no tiene caso mencionar aquí (eso ya
dará para otro post).
En esta
época, Frank Miller, un joven creador se hizo cargo de Daredevil, un título que
se acercaba peligrosamente a su cancelación. Miller empezó como dibujante del
superhéroe y luego pasó a ser coguionista (junto con Roger McKenzie), para más
adelante hacerse cargo del guión y dibujo. Su aportación gráfica es grande,
pero lo que nos atañe aquí es la aportación que Miller hizo al personaje a
través de sus oscuras historias.
Kingpin, el némesis de Daredevil. |
El
historietista colocó a Daredevil en el lugar del antihéroe y del vigilante. Sus
historias entraron en la categoría del crimen urbano, con un dejo de novela
negra. Miller convirtió a Kingpin, un villano menor introducido en las páginas
de Spider-Man, en el némesis de Daredevil y lo convirtió en uno de los
antagonistas más importantes del universo Marvel.
Por supuesto,
sobra decir que Miller salvó de la cancelación a Daredevil. La tonalidad noir
de sus historias sigue marcando el camino a seguir tanto para las recientes
aventuras del héroe en las páginas del cómic, como para la nueva serie de TV
transmitida recientemente por Netflix.
Con la clara
influencia oscura y violenta de Frank Miller, la serie Daredevil establece cómo
el hampa domina el barrio de Hell’s Kitchen en Nueva York. Drogas, tráfico de personas, asaltos y demás
asuntos criminales parecen apuntar a que hay una sola cabeza a cargo de todo.
En medio de todo esto, un misterioso enmascarado vestido de color negro golpea,
como en una guerra de guerrillas, distintos blancos de el bajo mundo. Y no lo
decimos sólo por metáfora, literalmente este justiciero muele a golpes a cada
escoria criminal. Al mismo tiempo, un par de jóvenes abogados acaban de
establecer un pequeño buffet. No son como el resto de los leguleyos, al menos
uno de ellos pretende en realidad dar la mano siempre al inocente. Se trata de
el ciego Matt Murdock (Charlie Cox) y Franklin Foggy Nelson (Elden Henson). Por
supuesto, es el idealista Murdock quien lleva la doble vida de vigilante por
las noches.
Los
responsables de la serie, Drew Goddard al principio y Steven S. DeKnight
después, logran hacer de los 13 capítulos que conforman la primera temporada un
arco histórico redondo. No hay un personaje que no sea entrañable, ni un
episodio que no sea memorable; hasta el mísmisimo Fisk puede provocarnos una
lágrima de repente.
Por cierto,
en la serie nunca se hace mención de los alias de los héroes y villanos que ahí
aparecen (el sobrenombre de Daredevil sólo se menciona al final del episodio
13), y aún así, hay montones de referencias y guiños a personajes y momentos
clásicos de Daredevil en las páginas de los cómics. Tocará a los verdaderos
fans identificarlos.
Ya fue
anunciada la segunda temporada de la serie, desgraciadamente no será Deknight
quien lleve la batuta, pero si Doug Petrie, que estuvo en la producción de la
primera temporada, mantiene el ritmo y tonalidad de la serie, auguramos otro
gran éxito.
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