La falta de una ideología pura o de líderes que representen ideales concretos ha llevado a la generación X a adoptar posturas o activismos superfluos e intrascendentes, como actuar en pro de los “derechos” de los animales, el ecologismo, el vegetarianismo o el “deporteismo”. Una de las posturas que está de moda es la del “Yo voy a anular mi voto”, promovida por el Partido Acción Nacional, el Revolucionario Institucional y otros dignos representantes del actual sistema electoral.
Yo cometí una felonía y me robé vilmente esta mini historieta del blog del buen Bef. Los siniestros motivos del porqué quieren estas finísimas personas que uno vote están perfectamente bien explicados, pero yo no comulgo con la conclusión de dicho cómic.
Yo simplemente NO voy a votar; sí, leyeron bien, no dije anular el voto. Dije no voy a votar. Tengo varios tipos de motivos para exponer esta posición (si alguien también la quiere considerar light, pues adelante):
1. No hay nadie que represente a nada en lo que yo crea o lo que yo podría apoyar. ¿De que se va a tratar? ¿De votar entonces por el que parezca menos ratero? Eso no es democracia.
2. El partido que antaño estaba más cercano a representar mi ideología se ha revelado como una cueva de bandidos y de chaqueteros que cambian de posición al mejor postor. Dice el comic de Rius que te fijes bien “quienes no son Chuchos”, ¿y si en la planilla de mi colonia resulta que todos son chuchos? Y aunque no lo fueran, ¿quién me puede asegurar que en el futuro no se van a vender como lo hizo el mismo Chucho y los supuestos dirigentes de dicho partido?
3. Naturalmente, los de siempre no son opción.
4. No voy a hacer cola en ninguna urna para dar la preciosa imagen de que no hay abstencionismo en el país.
5. La posición de moda, empero, es la de anular tu voto “pa’ que los políticos sepan que estás retebien encabronado”. Pues resulta que mi encabronamiento no es sólo contra los políticos, es también contra la institución encargada de promover y vigilar las elecciones que, desde las pasadas, cuando legitimó el triunfo de un candidato con números muy oscuros y poco confiables, es evidente que está corrompida hasta el tuétano. Como estoy encabronado contra los políticos, pero también contra esas instituciones, no les voy a hacer el caldo gordo formándome afuera de la urna ni “anulando” mi voto. Como de todas maneras van a repartirse el pastel entre el PRI, el PAN y migajas que le tocarán al PRD, por lo menos que tengan problemas para hacerlo con 5 votos en cada urna y tratando de explicarles a observadores internacionales los “triunfos” que hubo sin ninguna persona votando.
6. El motivo más radical: Actualmente detenta el poder ejecutivo una persona que no ganó la elección presidencial, él es quien está convocando a estas elecciones. Participar en estas elecciones es legitimar a ese espurio, así que… no.
Lo que los políticos realmente temen, no es al voto en blanco (si ellos mismos lo están promoviendo, ¿hay algo más surreal que esto?, ni a Saramago se le hubiera ocurrido). Lo que los tiene preocupados es el abstencionismo; el que no haya gente en las urnas es lo que los pondrá a parir chayotes.
Así que empero, como no hay políticos decentes, como no hay instituciones confiables, me veo obligado a tomar la dolorosa decisión (desde que tengo la mayoría de edad he votado) de no participar en su circo. Tal vez no sea la mejor opción, pero creo que con mi granito de abstencionismo ayudaré a poner en evidencia la farsa que son estas elecciones.
1. No hay nadie que represente a nada en lo que yo crea o lo que yo podría apoyar. ¿De que se va a tratar? ¿De votar entonces por el que parezca menos ratero? Eso no es democracia.
2. El partido que antaño estaba más cercano a representar mi ideología se ha revelado como una cueva de bandidos y de chaqueteros que cambian de posición al mejor postor. Dice el comic de Rius que te fijes bien “quienes no son Chuchos”, ¿y si en la planilla de mi colonia resulta que todos son chuchos? Y aunque no lo fueran, ¿quién me puede asegurar que en el futuro no se van a vender como lo hizo el mismo Chucho y los supuestos dirigentes de dicho partido?
3. Naturalmente, los de siempre no son opción.
4. No voy a hacer cola en ninguna urna para dar la preciosa imagen de que no hay abstencionismo en el país.
5. La posición de moda, empero, es la de anular tu voto “pa’ que los políticos sepan que estás retebien encabronado”. Pues resulta que mi encabronamiento no es sólo contra los políticos, es también contra la institución encargada de promover y vigilar las elecciones que, desde las pasadas, cuando legitimó el triunfo de un candidato con números muy oscuros y poco confiables, es evidente que está corrompida hasta el tuétano. Como estoy encabronado contra los políticos, pero también contra esas instituciones, no les voy a hacer el caldo gordo formándome afuera de la urna ni “anulando” mi voto. Como de todas maneras van a repartirse el pastel entre el PRI, el PAN y migajas que le tocarán al PRD, por lo menos que tengan problemas para hacerlo con 5 votos en cada urna y tratando de explicarles a observadores internacionales los “triunfos” que hubo sin ninguna persona votando.
6. El motivo más radical: Actualmente detenta el poder ejecutivo una persona que no ganó la elección presidencial, él es quien está convocando a estas elecciones. Participar en estas elecciones es legitimar a ese espurio, así que… no.
Lo que los políticos realmente temen, no es al voto en blanco (si ellos mismos lo están promoviendo, ¿hay algo más surreal que esto?, ni a Saramago se le hubiera ocurrido). Lo que los tiene preocupados es el abstencionismo; el que no haya gente en las urnas es lo que los pondrá a parir chayotes.
Así que empero, como no hay políticos decentes, como no hay instituciones confiables, me veo obligado a tomar la dolorosa decisión (desde que tengo la mayoría de edad he votado) de no participar en su circo. Tal vez no sea la mejor opción, pero creo que con mi granito de abstencionismo ayudaré a poner en evidencia la farsa que son estas elecciones.
PD: La caricatura que abre, de El Fisgón, está tomada de La Jornada.
Pues, amor, sabes que coincido al 100 por ciento en lo que expones tan atinadamente en tu post.
ResponderEliminarHay algunas otras cosas que me llevarán a no votar a mí, pero esas las plantearé en el post que pienso escribir al respecto (¡ánimas que me dé tiempo esta semana!)
En fin, espero que tengan resonancia tus palabras; pero más allá de eso, te respeto mucho por tomar esta postura.
Según mi humilde opinión, ya ningún sistema económico, político, ningún partido, ni candidato, inspira confianza, es prometedor o de perdis da la pala que logrará cambiar en algo la situación actual.
ResponderEliminarDesde la crisis tan estúpida causada por Estados Unidos y la falta de acción y liderazgo internacional para contener (o según el caso: castigar) los efectos, ya no creo en nadie.
Lo cierto es que por lo menos acá en España ya me anda por votar, porque para el siguiente período presidencial, espero que el sonso de Rajoy (que no hace nada bueno, más que criticar cada medida tomada por el gobierno) no llegue al poder, pero estoy de acuerdo contigo en que nada representa mi ideología.
En México lo único interesante sería lograr que haya pluralidad en las cámaras, pero como no se puede preveer quién jalará más votos, no hay ni por quien votar.
Saluditos!!!
mmm. yo votarè por mi man, es decir, siento que el no votar es darle aire a los partidos de cometer un fraude tremendo, creo que mi abuelita en pza descanse va a votar
ResponderEliminarSaludos, maese Olivier, no pasaba por acá desde el artículo del affair con Watchmen. Ahora comento que sí pasé a votar, pero más que nada por ejercer la utilidad de mi credencial del IFE, y sin fe en ningín candidato. Ganó alguien que yo quería que perdiera, de todos modos. Chale.
ResponderEliminarMaestro Verte, qué gusto tenerlo por acá, este medio abandonadón bló. Pues ahora sí que perdió unas irrecuperables horas de domingo, ni hablar.
ResponderEliminarUn abrazo.