jueves, 12 de noviembre de 2009

Breves laborales


Consciente de que su trabajo pendía de un hilo, decidió que no se iría de ese caprichoso corporativo sin sacarles una computadora. Pensó que el robo hormiga era la mejor opción, por lo que ese día se llevó a su casa la tecla Ñ.


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Se conocieron trabajando en el mismo proyecto, pronto se enamoraron. Tras verse de lunes a viernes de 9:00 a 6:00 durante dos años, se casaron. Cuando cruzaron el umbral de su casa se dieron cuenta que lo único que tenían en común era la oficina.


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El nivel de horas de ocio será proporcional a la chinga que vendrá después.


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Las horas de chinga no serán proporcionales a las horas de ocio que pudiera haber luego.


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Como a las 10 de la mañana, Jesús Horcasitas empezó a llorar en su cubículo. El ruido de los sollozos fue envolviendo, poco a poco, a toda la oficina.

- A lo mejor se está separando.

Pero no tenía esposa, al menos nadie lo sabía a ciencia cierta.

- O se pasaron sobre él para ascender a alguien más.

Pero no había habido ninguna promoción recientemente.

- A lo mejor se enteró de que lo iban a correr.

Pero no había ninguna ola de despidos planeada.

- O se le murió alguien. O una mascota.

A lo largo del día, todos los empleados estuvieron especulando por el motivo del llanto. Sin embargo, nadie se atrevió a enfrentar a Horcasitas directamente. "Que le pregunte Chayito, como es mujer es más fácil". "Es que yo apenas lo conozco". "No he hablado con él más que de cosas de trabajo".

Cerca de la tarde, el problema se solucionó. Jesús Horcasitas siguió llorando desconsoladamente, pero todos sus compañeros de piso decidieron ponerse sus audífonos.

(Crédito a quien crédito merece. Minihistoria prácticamente copypasteada de aquí)


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¿Alguna vez inventarán las juntas que duren sólo 15 minutos?


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El primer síntoma fue una pequeña comezón en las nalgas. Con el paso del tiempo, la molestia fue creciendo hasta que se dio cuenta que un número de inventario y un código de barras le habían aparecido en salva sea la parte. “No puedo ir al doctor ahorita”, pensó mientras se sentaba ante su pantalla. “A ver si puedo el sábado”.


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Si se descompone alguna máquina o mobiliario a tu cargo, aunque no sea tu culpa... será tu culpa.


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Luchita, la de contabilidad, rechazó sus intenciones amorosas.

Debido a una arbitraria medida, (el jefe de marketing quiso inciar sus vacaciones antes de lo esperado), Juanito Bueno tuvo que trabajar el feriado y hasta medio día del siguiente sábado.

Una nueva medida de seguridad de la compañía indicaba que todos deberían portar su gafete en una banda atada en el antebrazo (por favor, no abajo del codo). Las bandas pueden adquirirse por $50 en Recursos Humanos.

¿Cómo es entonces que Juanito Bueno está todos los días en su escritorio con una amplia sonrisa? Nunca lo sabrás, a menos que entres al baño de ese piso. En la puerta del último cubículo, con letra temblorosa y tinta negra permanente puede leerse: "Luchita es bien puta, le gusta por delante y por atrás", "Al mero mero de marketing le gustan los hombres", "Sus medidas de seguridad me las paso por los güevos".



Tiras de Dilbert, de Scott Adams.

6 comentarios:

  1. primero!, ya era hora maese, es un gusto volver a leeerlo, saludos, el post rockea

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  2. Por fin nuevo post!, después de tres meses. De todos modos se agradece.

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  3. Jajajajaja... y lo peor es que escribo esto viniendo de un fin de semana en el que trabajé el sábado y el domingo como loco para tener una presentación urgente para el lunes, que me pidieron el viernes en la tarde. Y todo para que el jefatso decidiera que mejor la presentaba el martes en la noche.

    Grandes chistes, pero mi sonrisa tiene un regusto agridulce, maese Olivier. Gracias por el excelente post.

    - Vertebreaker.

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  4. Gracias al profeta y a Adrián por sus palabras, pero me hacen sentir mal, así que prometo intentar tratar de hacerma a la idea de postear más seguido.

    Mi estimado Verte, pues qué ojéis su jefazo, de veras que abusa. Lo que todos debemos aprender es no dejar la vida por una empresa que nunca lo va a agradecer, no con palabras, mucho menos en metálico.

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  5. Ciertamente. Al menos aproveché tener todo el ancho de banda para mí solo y bajar varias buenas películas, encendidos videos porno y excelsos comics. Fuera de eso, qué fin de semana tan desperdiciado.

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  6. ¿Acaso te diste una vuelta por mi oficina?

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