sábado, 24 de enero de 2009

¿Cuál es tu insulto de película favorito?

Inmediatamente me viene a la memoria Buenos muchachos (Goodfellas) y cualquier diálogo que haya dicho Joe Pesci en aquel filme. Sin embargo, creo que mi favorito está en Mejor imposible (As good as it gets); no recuerdo con exactitud la escena, pero era más o menos así: Melvin Udall (Jack Nicholson) llega al restaurante donde suele comer pero una pareja está sentada en su mesa favorita. Al acercarse, el hombre está haciendo un comentario de tipo literario-intelectualoide y Melvin lo interrumpe para decirles: “La gente que habla con metáforas debería lavarme el vello púbico”.
Claro que la traducción literal del diálogo debería ser: “La gente que habla con metáforas debería lavarme la entrepierna (People who talk in metaphors oughta shampoo my crotch)”; pero la de arriba fue la que pusieron en los subtítulos de entonces y es la que yo prefiero, creo que es más efectivo el golpe así.



Así que la primera vez que la vi no podía parar de reír, me parece que es uno de los insultos más ingeniosos que nos ha dado el cine o un personaje neurótico. Creo que un insulto ingenioso no es necesariamente una grosería, puede ser un conjunto de palabras dichas en el momento y la entonación correcta. Normalmente la persona que lo dice debe estarse burlando de la poca inteligencia del insultado en un momento que debería ser políticamente correcto. Claro que estas apreciaciones no son de ninguna manera una regla. El insulto que de verdad le llega a cada quien tiene que romper con cualquier tipo de esquema.
De manera que aquí termina este breve post de hoy, invitando a sus cinco lectores a contestar ¿y a ti cuál es el insulto que más te ha gustado en una película?

P.D. Sé que habrá quien diga que me fusilo los temas de la página de la revista Empire. Sucede que hace 2 o 3 semanas vi ahí un post dedicado a los insultos en el cine, pero juro por mi madrecita santa que para entonces yo ya tenía la idea de hacer este humilde post. Deveritas deveritas.

sábado, 17 de enero de 2009

La tía May debe morir


Si te preguntara quién es el personaje más poderoso del universo Marvel, nombres como Hulk, Thor, Dark Phoenix o Magneto estarían entre los punteros de la lista. Sin embargo, nadie de ellos está cerca: el más poderoso de todos es la tía May (incluidos héroes de otros universos). Otros personajes icónicos han sido pasados por las armas, pero esta viejita de 90 años eternos sigue siendo un lastre para el Hombre Araña.
Hace una semana, uno de los blogs de la revista Empire alegaba que la tía May era el personaje más molesto del cine. Dicho post menciona cómo la acción y el ritmo en los filmes del Hombre Araña baja constantemente sólo para poder incluir una escena con la dulce ancianita dándole alguna lección de vida a Peter Parker. Lo mismo ocurre en los cómics.



Desde los primeros números del arácnido, dibujados por Steve Ditko, el héroe, o el joven Parker, debe dejar de perseguir metas importantes de su vida porque siempre debe cuidar a la tía de marras. Ésta, por cierto, nunca ha dejado de ser una escuálida y arrugada pasita, sin embargo ha sufrido infartos, secuestros, ha sido arrojada al vacío, se casó con el dr. Pulpo, ha dado varios paseos aéreos por los rascacielos de Nueva York de la mano de toda clase de villanos, envenenamientos de sangre, clonaciones, balazos, etcétera, etcétera; y sigue ahí, tan campante, al lado de su consentido sobrino Peter y con sus 90 años de siempre. ¡Por eso es la más poderosa de todos! Ni siquiera Hulk ha aguantado tanto castigo, por lo menos deberían ponerla al frente de la agencia SHIELD o fabricar un suero de súper soldado a partir de su sangre.

Lo que no entendemos es el porqué de la fijación de los escritores de mantener vivo a este personaje, recientemente se publicó en nuestro país la historia Un nuevo día, donde tras los acontecimientos de Civil War (en donde El Hombre Araña dio a conocer su identidad y por lo tanto, se convirtió en blanco fácil de matones), la tía May recibe un balazo que la deja al borde de la muerte (sí, otra vez). Naturalmente, el arácnido se pone como loco a buscar la manera de salvarla, acompañado de tortuosos monólogos en los que se rasga la vestidura, se culpa por el atentado, por todas las desgracias que le suceden a sus seres queridos y se lamenta de que nunca podrá ser feliz. Al final, Mefisto le ofrece salvar a la tía a cambio de sacrificar su matrimonio con Mary Jane. Así que, entre su esposa supermodelo y una viejita que lleva 50 años muriéndose, el Araña elige... ¡a la tía! quien lo seguirá consintiendo y tratando como idiota por quién sabe cuánto tiempo. Ahora, no sólo la tía May nunca recibió ese fatal balazo, el matrimonio de Parker y Mary Jane nunca pasó y por lo tanto, muchas otras cosas más. Y no es que el tiempo haya retrocedido ni nada, es... simplemente confuso. Por no mencionar el problema de entonces dónde diablos queda el Hombre Araña con el resto de los héroes Marvel con los que interactúa.

En ocasiones, y especialmente con personajes tan longevos como los superhéroes Marvel, es necesario darles un empujón que los haga madurar, le inyecte nueva vida a su cómic, y por lo tanto, les procure en bandeja de plata a los escritores un sinfín de posibles historias a dónde ir. Con el hecho de que la tía May vuelve a vivir, se le negó la posibilidad de todo esto al Hombre Araña y se le condenó a varios años de estancamiento hasta que a algún escritor se atreva a dar un paso que sacuda al personaje desde sus cimientos. Por ello, insistimos, la viejita de marras debe morir. ¡Liberen al Araña!

viernes, 2 de enero de 2009

El fin de la geekez


El ser un fanático de los comics y la ciencia ficción se está convirtiendo en una afición cada vez menos underground. No sé si sentirme feliz de que mucha gente comparta mis gustos; o de plano muy desilusionado. Antes éstos solían ser tópicos sólo para unos cuantos iniciados; ahora, tal vez gracias a la proliferación de tantas películas basadas en comics, ya son del dominio público. Para muestra un botón:
El año pasado, pude asistir a la Comic Con de San Diego para cubrir la información que ahí se iba a generar acerca de la película Watchmen (filme basado en una novela gráfica de Alan Moore y Dave Gibbons y que muchos consideran la mejor de la historia, pero eso será motivo de otro post). El día del regreso, yo, extasiado después de cuatro días de información visual, portaba con orgullo mi freakez y llevaba puesta la playera conmemorativa de Watchmen: color negro con la carita sonriente y su gota de sangre al frente, y en la parte trasera, el título Watchmen y la fecha de estreno (03/06/09); así llegué al aeropuerto de San Diego. Cuando pasé al área de seguridad previa a las salas de espera para abordar, después de que mis maletas pasaron por el aparato de rayos X, el policía que estaba a cargo me pidió mi pase de abordar. Lo vio, me lanzó una rápida mirada, y dándomelo me dijo: “aquí no dice que usted sea Ozymandias”. Yo me quedé con cara de juat por dos segundos, y luego no me quedó otra más que reír. Pero luego pensé: ¡hasta el guardia del aeropuerto sabe quién es Ozymandias!, o sea que ha leído o por lo menos sabe de Watchmen. Es el colmo, ¿qué pasó con aquella época en que sólo unos cuantos elegidos sabíamos de comics más allá de Superman y el Hombre Araña?
Porque ahora que viene dicha película resulta que todo el mundo es experto en Watchmen, en la obra de Alan Moore y otras novelas gráficas que antes eran únicamente para quienes teníamos gustos exquisitos. ¿Cómo voy ahora a conservar mi actitud desdeñosa por todo aquel que desconocía de autores, dibujantes, personajes e historias del universo de los comics? ¿El comic book guy de los Simpson es una especie en extinción? Tal vez tenga que buscar otra afición para poder volver a sentirme especial.

Inauguración

Los comics, el cine, literatura, cultura pop, etc. etc.; hasta las cosas reales y palpables tendrán lugar aquí. Claro, ésta es una manera de decir que este blog es "de todo un poco" pero en el momento de inaugurarlo (todavía en los últimos segundos del 1 de enero del 2009), es de lo único que se me ocurre que puedo escribir. Lo único que une a todos estos elementos, por ahora, es que son los que me obsesionan; sí a mí, sé que no soy nadie para opinar pero dispongo de este espacio. Así que si alguien da con él, bienvenido; esperen agudos comentarios y quejas. Je je.