miércoles, 28 de abril de 2010

Música para pensar


No, no es de esto de lo que pensaba escribir, pero sucede que estas últimas semanas me he estado reencontrando con la parte de mí que ama la música. Como ya se me pasó la edad de ir a cuanto concierto hay (y tomando en cuenta que un boleto te sale en lo mismo que te cobraría el artista por ir a tu casa a cantarte Las mañanitas), actualmente disfruto de sentarme a escuchar distintas canciones.
Es curioso, porque cuando alguien me pregunta qué música me gusta, nunca sé qué contestar. Y es que estoy en búsqueda constante de algo que me guste, y, juro que no es pose, de preferencia algo que no sea del mainstream. Así es desde que era niño, claro que en aquel entonces no lo racionalizaba así, sólo tenía claro que me cagaba Timbiriche y no me explicaba porqué enloquecía a las niñas/adolescentes y, peor aún, a los niños/adolescentes. No sabía que el trabajo de los compositores mediocres consistía en encontrar dos o tres frases combinadas con dos o tres acordes pegajositos.
La búsqueda musical inició en mi infancia con las canciones de los cuentos de Walt Disney, tuve mi etapa oscura de las canciones de El chavo y el Chapulín Colorado, luego pasé por estaciones de radio como La pantera y Radio Éxitos. Después Stereo Amistad y luego tuve una especie de vacío que llené con los scores (aunque en aquel entonces sólo se llamaban soundtracks) de las películas; los cuales me siguen gustando mucho.

viernes, 16 de abril de 2010

Así que esta es mi vida (más o menos)


No cabe duda que la vida es como la rueda de la fortuna. Yo nunca tuve como plan de vida trabajar en una revista de cine, cubrir películas que se estrenan, visitas al set, etc. etc., a pesar de que el cine me ha gustado toda mi vida; y eso que soy el típico geek que acumula datos, fechas y cifras que son inútiles para quien no escriba de cine diario. En realidad, mi idea era ser caricaturista, o dibujante de cómics y últimamente argumentista de los mismos, ¡y vivir de eso! No se rían.
De hecho, estudié la carrera de periodismo porque creí que eso me ayudaría a abrirme las puertas al mundo de los poderosos cartonistas políticos (como diría Falcón en un cartón de La Croqueta). No me fui difícil estudiar la carrera porque, al contrario de muchos imberbes de antes y ahora, me gusta estar informado, me gusta leer y creo que se me da fácil la escritura.
Lo que sí me costó trabajo fue tratar de sobrevivir de la caricatura, fui caricaturista por diez años en distintos medios pero después de ese tiempo me di cuenta que no salía para la papa y de que ser una caca grande todavía estaba muy lejos de mi alcance (no culpo a todos menos yo, ni al destino, el mundo cruel o la mafia de la caricatura; reconozco mis limitaciones como dibujante). Así que decidí aprovechar la coucheada de mi mujer, que tenía ya bastante experiencia en conocido diario nacional, y que yo acababa de empezar a hacer ilustraciones en la revista de cine de la que hablo para ir empezando a escribir.